Ayer tuve invitados a comer y fue uno de esos días en los que el plato principal era bastante contundente y no quería llenarlos en exceso así que me decanté por un entrante ligerito.

Estamos en época de buenos tomates, por lo menos yo tengo la suerte de disfrutarlos recién cogidos de la rama del huerto de mi padre, por lo que es ahora cuando más recetas con tomate aprovecho a hacer ya que es cuando saben a algo de verdad.

Tenía unos cuantos tomates en la nevera que ya estaban bastante maduros y me acordé de esta receta que, no hacía mucho había comido en casa de mi tía, y me dije "este es el entrante que les voy a poner hoy". Que además iba muy bien con el otro plato que les puse y que veréis publicado el jueves 20.

La verdad, les encantó y lo mejor de todo es el poco tiempo que lleva prepararlo y lo poco que ensucias con ella (para mí eso es un punto muy positivo a la hora de preparar algo, sobre todo cuando andas con el tiempo justo).

Aquí os la dejo. Antes de pasar por el horno y el resultado final.

Ingredientes
4 tomates maduros
2 rulos de queso de cabra
Azúcar moreno

Precalentar el horno a 180º

Lavar y cortar los tomates en rodajas no muy gruesas.

Disponer sobre una bandeja para el horno y encima colocar una rodaja de queso de cabra. Espolvoreamos con azúcar moreno en abundancia.

Meter al horno unos minutos a 180º para que el queso se vaya derritiendo y luego poner el gratinador. Cuando veáis que el azúcar se va tostando podéis sacarlo del horno.

Dejar templar un poco y servir caliente.

Buen provecho!!!!