Bundt Cake de coco y queso

11/22/2016

Eso de que la repostería es una ciencia exacta es mentira. Eso creía yo cuando algo no me salía bien después de sacarlo del horno y ver el desastre culinario de turno por haber cambiado algún ingrediente o, simplemente, no haber medido bien... No es exacta cuando tiras de lo que tienes en nevera y sigues tu intuición. Si está por salir... sale. Y si está por no salir.... ya puedes seguir la receta al pie de la letra que se alinearán los astros para que algo falle ¡¡y no salga!!

El caso es que el otro día tenía un ingrediente abierto y el otro a punto de caducar y, como no tenía en mente usarlos en breve, pues me lié la manta a la cabeza y me apañé un bizcocho de escándalo. Tanto es así que mi mayor crítico culinario y amante de los bizcochos, por lo tanto bien entendido en la materia, dice que es uno de los mejores bizcochos que he hecho en los últimos tiempos.

Jugoso, esponjoso y con un toque a coco casi imperceptible... digo casi porque aquí el catador no es muy amigo del coco y no lo ha notado. La textura que le da el queso es inigualable y además no tiene tantas calorías como los bundt cake de siempre porque esta vez no lleva nada de mantequilla.

Consejo... Si os apetece hacer algo diferente e improvisar en la cocina... hacedlo. Podéis descubrir recetas nuevas y deliciosas que seguro que no habéis probado antes.

Ingredientes

250 gr de queso Mascarpone

300 gr de azúcar

3 huevos

300 ml de leche de coco

300 gr de harina

1 cucharadita de levadura en polvo (impulsor)

Precalentamos le horno a 180 º y engrasamos el molde que vayamos a utilizar.

Tamizamos la harina con la levadura y reservamos.

Batimos bien el queso con el azúcar hasta que obtener una masa cremosa y homogénea. Añadimos los huevos uno a uno y batimos bien para que se integren. No añadiremos el siguiente hasta que el anterior esté completamente integrado.

Incorporamos la harina de tres veces y la leche de coco de dos veces y alternando. Comenzando y terminando por la harina.

Vertemos la masa en el molde y le damos unos ligeros golpecitos (sobre un paño) para que la masa se reparta uniformemente por todo el molde. Metemos al horno a 180º, calor arriba y abajo y sin aire, durante 50 minutos, o hasta que al pinchar con un palito este salga limpio (ya sabéis que cada horno es un mundo).

Pasado el tiempo, sacamos del horno y colocamos sobre una rejilla. Dejamos enfriar durante 10 minutos aproximadamente, y desmoldamos. Dejamos enfriar completamente fuera del molde sobre la rejilla.